La guerra del cerdo • Iberica Feeding Stuff
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Sí, es tal cual lo que estás leyendo. Por un gorrino, un chancho, un porcino… por el animal que nos ofrece grandes platos en la gastronomía española. Los seres humanos, a lo largo de los años, hemos demostrado que somos capaces de llegar hasta límites insospechados por afianzar nuestro poder. La soberanía de una nación, el ego más absoluto; Estados Unidos y Reino Unido, consiguieron protagonizar una de las guerras mas absurdas de todos los tiempos. Y sí; fue por un cerdo y unas papas.

Nadie lo esperaba

Las tensiones por parte de ambas naciones eran ya bastante habituales. El poder se medía en dominios, en partes de territorio en las cuales colocar la bandera. En 1843, se intentaba a través del Tratado de Oregón, delimitar fronteras discutidas y deseadas por ambos países. Estados Unidos quería dejar claro donde acababa el estado de Oregón mientras que, los británicos querían lo mismo de la Columbia Británica (actual Canadá).

Se tomaron decisiones sobre cuáles eran las delimitaciones, pero éstas no quedaron realmente claras entre las naciones en disputa. Por lo que, las tensiones se agrandaban cada vez más. Pero una cosa es tensión; otra cosa es lo que sucedió.

Un cerdo. Sí. En 1859, un cerdo, propiedad de un granjero irlandés se escapó a tierras del vecino, en las islas de San Juan. El vecino afectado, de nacionalidad norteamericana, mata de un disparo al animal. Comprobamos que la tensión se mascaba en el ambiente. En una situación normal, esto supondría una riña entre vecinos por el destrozo puntual realizado por un animal libre, hambriento y curioso. Pero no fue así.

Con la riña y la puesta en conocimiento de la disputa, ambos países aprovecharon este episodio tan… peculiar para, literalmente, desplegar una flota de soldados. La disputa, fue mas bien silenciosa. ¿Su forma de pelea? insultos y provocaciones para conseguir que fuera el otro «bando» el que iniciara esta lucha. Se notaba que ellos, como es normal, no daban crédito a la realidad.

Un poco de cordura

Y es que, para conseguir que esto llegase a su fin, no sirvió el mero sentido común. Una vez trascendió esta guerra encubierta a las capitales de ambos países, se iniciaron periodos de negociaciones pacíficas para acabar con esta ridícula situación. Como resultado de las negociaciones, ambas partes acordaron mantener la ocupación militar conjunta de la isla, hasta que se alcanzase una solución definitiva, reduciendo su presencia a una fuerza simbólica de no más de 100 hombres.

Se realizó una Comisión de Arbitraje en 1872, para decidir qué país debía ser el soberano de las Islas de San Juan. Actualmente el archipiélago está bajo la soberanía de los Estados Unidos.

Lamentablemente, la actitud de los humanos no tiene límites. Nosotros sí actuamos con conciencia y, aun así, nacen situaciones tan ridículas como éstas. Por lo que respecta al animal… ¿Qué podemos decir? Cuando el hambre aprieta, el ingenio aumenta.

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