Seguridad a caballo

Patrullas a caballo. Elegancia y seguridad. Imponente y tranquilo. Preparado y entrenado para controlar desde las alturas. El Cuerpo Nacional de Policía dispone de una Unidad de Caballería, formada y en continua especialización.

Con historia a su espalda por motivos sociales, se hizo necesaria esta figura para garantizar la seguridad de las ciudades. Con funciones precisas, una formación por fases y una continua participación en cursos. Raza de caballos nobles e inteligentes.

Historia

En 1825, por Real Orden, se crea el Regimiento de Caballería. Inicialmente, se denominaron Celadores Reales, siendo la unidad más antigua del Cuerpo Nacional de Policía. Por aquellos entonces, constaba de cuatro Escuadrones y a su vez, de cuatro compañías cada uno. ¿Su misión? Evitar robos y tropelías. Una serie de hechos acontecidos junto a una serie de reformas, perfilaron con el tiempo y tras varias reunificaciones y cambios, las actuales Unidades de Caballerías. Éstas dependen de la Jefatura de Unidades Especiales de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana. Actualmente, cuentan con presencia en Madrid, Valencia y Sevilla.

Una seguridad diferente

La figura del patrullaje a caballo cuenta con unos objetivos claros: son órganos móviles con la misión de actuar en todo el territorio nacional. Realizan un patrullaje asociado, en muchas ocasiones, a zonas de difícil acceso para vehículos a motor y zonas especiales. Pero no sólo es esto; los vemos en grandes aglomeraciones y eventos tales como previas de partidos de fútbol sensibles, por ejemplo. Su posición elevada sirve de punto de referencia para el ciudadano y mejora la visión del agente. La imponente figura del animal unido al constante trabajo de adiestramiento y adecuación del animal tanto a: ruidos, movimientos bruscos y alboroto humano hacen que, sean una excelente figura en colaboración con otras unidades.

Por otro lado, realizan acciones en servicios humanitarios como: rastreos, búsquedas y auxilios en situaciones catastróficas. En representaciones institucionales y protocolarias. Además, colaboran en investigación, desarrollo e innovación para adaptarse mejor en métodos de seguridad ciudadana.

Todo es cuestión de formación

La peculiaridad de esta unidad, es el uso del animal para estas funciones. Pero, con todo esto, los policías necesitan conocimientos y habilidades para poder optar a este cuerpo. Conocimientos elementales de equitación, cursos básicos y especializados en distintas áreas, actualizaciones constantes y de formación permanente.

Pero, como se ha dicho anteriormente: tratamos con un animal. Necesaria es una formación y adecuación del animal a los entornos en los que va a desarrollarse en su vida profesional. Las razas más utilizadas son los caballos de pura raza española, hispanoárabe y la inglesa. Actualmente existe un convenio de Cría Caballar suscrito por la Secretaría de Estado de Seguridad y el Ministerio de Defensa por el que la Yeguada Militar dona caballos a la Policía Nacional.

Los caballos destinados a estos trabajos, se preparan para acostumbrarlos a los diferentes entornos. Ruidos, tumultos, movimientos inesperados con respuestas tranquilas, calmadas y adquiriendo unas posturas controladas tanto por su parte como por la del policía.

Es un compañero

La relación es cercana, estrecha. Finalmente es tu compañero, conoces sus reacciones, como se va a comportar en determinadas situaciones, que respuesta tendrá en una situación de estrés, que le gusta y que no, etc. 

Oficial de Policía y Jefa de equipo en la Unidad Especial de Caballería

Y como tal, necesita ser tratado con paciencia, cariño, dedicación y respeto. Un animal noble. Un policía profesional. Servir y proteger. Honor, integridad y servicio.

En IFS pensamos en el bienestar animal, preocupándonos por su alimentación. Ingredientes de calidad, con aportes nutricionales pensados en proporcionar al animal el aporte energético necesario.