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La vocación de ser veterinario

La medicina nos ha permitido como sociedad, avanzar y aumentar la esperanza de vida. Grandes descubrimientos como vacunas, medicamentos o diagnósticos, han favorecido la cura y prevención de grandes catástrofes a nivel sanitario.

La medicina y sus estudios, no frenan su carrera por encontrar y mejorar. Una ciencia, la ciencia de la sanación, con siglos de historia, cuenta con referentes como Imhotep, considerado el primer médico de la historia o como Hipócrates o Galeno, considerados los padres de la medicina occidental.

Pero, como tantas veces hemos resaltado, los animales precisan de cuidados y observación. Es estudio de los mismos, su comportamiento, su semejanza a nosotros en determinadas cualidades, permite tanto la experimentación como su propia sanación a sus afecciones. De esto último se encarga la medicina veterinaria.

Nacimiento de una vocación

Esta actividad, entendida como la labor ejercida por profesionales en la curación de animales, comenzó entre los años 14.000 a 11.000 AC. El fin era domesticar perros para así, protegerse de otros depredadores y servir de animal de caza.

Una vez el hombre deja en nomadismo y se asienta, la principal necesidad era la de encontrar comida, abrigo y crear hogares más o menos estables. En el Neolítico, 9.000 al 3.000 AC, avanza en su labor domesticadora y cuidadora de otras especies como oveja, cabra, cerdo, vaca, gato, asno, caballo, gallina…etc. No obstante hasta la Civilización Mesopotámica, no se consagra la figura corporativa y consciente de su función sanadora de animales.

Los primeros documentos encontrados, son una tablillas del  2.600 A.C. Pero la actividad del médico de animales, no quedó regulada hasta que en 1.760 AC se imprime el Código de Hammurabi. A partir de entonces la veterinaria, ha evolucionado y avanzando de la mano de las civilizaciones hebrea, egipcia, griega, romana, bizantina, árabe y cristiana. Poco a poco ha ido aumentando sus cometidos y adquiriendo más profesionalización.

Tanto en las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, como los Reyes Católicos, contribuyeron a una reglamentación de las exigencias para obtener el título, así como del desarrollo del ejercicio profesional, durante los siglos XVI a XVIII. A lo largo de los años posteriores, la perseverancia por la reglamentación y regulación de esta ciencia ha tenido sus órdenes y desórdenes. En 1878 D. Juan Téllez y D. Santiago de la Villa fundan, una sociedad  científica profesional denominada, La Unión Veterinaria, con el fin de dignificar la profesión y llevar adelante las reformas necesarias, a la vez que solucionar el caos reinante en el ejercicio y en la formación técnica.

Un destacado extremeño

Fernando Calvo, nacido en Plasencia, publica en 1582 el Libro de Albeitería. Se trata de una de las máximas figuras de la albeitería española del siglo XVI y el primero entre nuestros clásicos que trató temas referentes a la anatomía animal.  La tendencia a explicar las enfermedades animales desde los supuestos de la patología galénico-tradicional, llegó a su punto cumbre con esta figura. Sus fundamentos científicos son: la doctrina humoral, la cirugía de Guy de Chauliac, la materia médica de Dioscórides, a través de traducción de Andrés Laguna, así como la obra de Luis Mercado y de Montaña de Monserrate.

Un aspecto interesante de los conocimientos anatómicos de Calvo es su deuda con la tradición árabe, en especial en lo referente a la anatomía del ojo y el mecanismo de la visión. La transmisión de conocimientos y la observación detenida de los documentos de la antigüedad, permiten que, autores destacados, asuman como pilar fundamental de sus obras, textos de antaño, perteneciendo a culturas distintas. La ruta del conocimiento es innegablemente, una herencia de valor incalculable.

Trabajo y dedicación

Una profesión científica, especializada en la vida y bienestar de los animales. Cuidadores de su salud, observadores de su comportamiento. Se le añade la dificultad de tratar con un paciente que no se comunica como nosotros. Y ahí destaca su vocación y admiración por el comportamiento animal.

Profesionales al servicio de cualquier urgencia. Médicos veterinarios dispuestos a invertir todos sus conocimientos en pailar el sufrimiento. Personas que ayudan a traer al mundo a sus crías. Vocación y ciencia.

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